En el mercado de la República de San Vicente, mantenido tal cual (1930), se desarrollan una sucesión de pabellones yuxtapuestos y articulados de características formales diversas acordes con sus funciones que estructuran un paisaje urbano interior – exterior. Se genera un complejo exterior dentro del envolvente existente restaurado.

Este envolvente internamente está tratado pictóricamente de una manera ilusionista y alegórica que alude, reminiscente, a la sala del Castillo Sforza pintado por Leonardo, con una arboleda y enredaderas en los muros perimetrales y un techo celeste con nubes que recrean la atmósfera de un exterior dentro de un interior.

Los comercios, sede del centro vecinal, centro juvenil, las áreas administrativas, el bar – restaurant unido a la biblioteca y microcine o auditorio transforme al conjunto en un todo de fuerte atracción, generador de acciones comunitarias e interacciones sociales.

El color enfatiza el sentido y formalización de cada cuerpo de geometrías elementales: el rojo de la biblioteca habla de la peligrosidad de la cultura, etc.

Los restantes cuerpos refuerzan su identidad funcional y simbólica en una paleta festiva popular y altamente pregnante.