En la isla de Lantau, próxima a la ciudad del mismo nombre, es donde se plantea la ejecución de una comunidad recreativa, insertada en una hermosa bahía rodeada de montañas y valles muy forestados. El desagüe de un río que corre casi paralelo a la playa presenta un punto bajo que es explotado por el diseño.

            La exigencia de alojamiento se vuelca en una superficie de 85.000 m2 sobre un terreno de 7 ha con una ocupación inferior a treinta por ciento y alturas de edificación no superiores a 12 m desde nivel de terreno.

            La topografía, la superficie exigida y las vistas condicionan el proyecto.

            Se establece una vía de penetración marina y un puerto interior para recibir embarcaciones pequeñas, originando una dársena hexagonal y otras lineales paralelas al curso de agua. En torno a éstas se desarrolla el diseño de viviendas, agrupadas en departamentos y apoyadas en una trama geométrica orgánica que respeta las curvas de nivel.

            Un hotel enfrenta la dársena hexagonal y una recova y rambla se extienden sobre su borde.

            El conjunto intenta conciliar las exigencias de ofrecer ámbitos de estadía, abiertos y cerrados, que una comunidad, en tiempos festivos, requiere.

El hotel materializa una plaza acuática y define una rambla costera generando un lugar de paseo y expansión de los espacios recreativos de la planta baja del edificio.

Las viviendas se organizan a partir de la playa, de la topografía y la centralidad del Hotel.